A mediados de marzo, el poeta y filósofo Jaime Labastida Ochoa fue electo como nuevo director general de la Academia Mexicana de la Lengua, de la que era miembro de número y ocupaba la Silla XXVII de esta institución fundada en 1875. Sustituye en el cargo al decano José Moreno de Alba. Labastida Ochoa, Premio Nacional de Ciencias y Artes en el campo de Filosofía en 2008, Medalla de Oro de Bellas Artes, y homenaje en el Palacio de Bellas Artes del Conaculta y el Inba, entre otros galardones, concedió recién una amplia entrevista al diario El Informador, de Jalisco, en la que perfiló sus planes inmediatos en la institución filológica.
¿Cuál es la lengua oficial de México?, pregunta Jaime Labastida, el nuevo director de la Academia Mexicana de la Lengua. La respuesta es inmediata: el español. Sin embargo, ésta no es correcta, pues la nación no tiene un idioma oficial.
“La gente se asombra cuando se los digo, pero no hay lengua oficial en el país”, dice el también doctor en filosofía de la Unam, quien buscará el reconocimiento constitucional del español.
Afirma que diseñará una reforma de ley, “consensuándola con los diputados y senadores para que el español pueda ser adoptado, no sólo por la cuestión de que haya una lengua oficial, sino porque me parece que de ahí se desprenden varias funciones para la Academia Mexicana de la Lengua”.
Destaca que casi el 95% de la población de la República tiene al español como lengua madre y que hay cerca de ocho millones de indígenas que lo tienen como segunda lengua. La propuesta incluirá a las lenguas amerindias, ya que los municipios y los estados deberán incluir al español y la lengua autóctona como oficiales.
Otro de los propósitos del nuevo presidente es convertir a la Academia Mexicana de la Lengua en un instituto protagonista y reconocido entre la mayoría de los ciudadanos. Expresa que “quisiera que los mexicanos supieran que nuestra lengua es una de las más importantes del mundo”.
Una de las labores –agrega- de la Academia Mexicana de la Lengua es apoyar a las autoridades educativas para lograr que se escriba mejor, que se lea mejor, que se ame el español”.
Otra de las propuestas que encabezará Jaime Labastida es la creación del Instituto Alfonso Reyes, que sería un organismo similar al Goethe Institut de Alemania, al Instituto Cervantes de España o al Instituto Dante Aleghieri de Italia, cuya función sería la enseñanza del español en su vertiente mexicana.
El Instituto Alfonso Reyes no sería dirigido u operado por la academia de la lengua, sino que ésta asesoraría su formación; además de vigilar su funcionamiento, junto con organismos como el Conaculta, la Secretaría de Educación Pública y otras.
El doctor en Filosofía señala que esta iniciativa ha contado con la aceptación de la comunidad porque hay casos de éxito como el del Cervantes que es “en buena medida autosustentable porque la gente paga porque se le enseñe la lengua y no me parece correcto que México pierda su liderazgo, ya que debe ser cabeza en todas estas tareas”.
Para comprender mejor lo anterior, se anota en el Diario El Informador, es necesario subrayar que el Instituto Cervantes fue creado en España en 1991, “para la promoción y la enseñanza de la lengua española. Entre sus funciones destaca organizar cursos de idioma, apoyar la labor de los hispanistas”.
Recuerda que las decisiones sobre el idioma son tomadas en conceso por la Asociación de Academias de la Lengua Española y no por la Real Academia de la Lengua Española como ocurría antes. Agrega que lo anterior es resultado de la iniciativa del gobierno mexicano de 1951, cuando se llevara a cabo el primer Congreso de las Academias.
El también director general de Editorial Siglo XXI afirma que “México es rector de la lengua española por su número de hablantes, ya que uno de cada cuatro hispanoparlantes es mexicano. Sin embargo, la Academia no ha logrado hacer un trabajo en proporción a su estatura porque carecemos de recursos suficientes”.
La Academia Mexicana de la Lengua contó el año pasado con un presupuesto de ocho millones de pesos. Cifra por demás insuficiente para la operación y generación de actividades de difusión e investigación, pero se buscarán otras fuentes de financiamientos. Jaime Labastida explica que se necesita una sede adecuada y más recursos, obligación de los gobiernos hacia sus Academias; “este protocolo se estableció en 1959, entonces México ni Cuba firmaron el acuerdo”.
“Vamos a tratar que el Gobierno firme este convenio y se prometa a darle a la Academia los recursos que necesita para cumplir con sus funciones”, concluye Jaime Labastida, autor de libros como Animal de Silencios, La Palabra Enemiga, Elogios de la Luz y De la Sombra y Cuerpo, Territorio, Mito. Ha sido galardonado con el premio Nacional de Periodismo y el Nacional de Ciencias y Artes en 2008.
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