Por: Nicolás Durán de la Sierra impase
Pese al seguro desencanto de muchos lectores, esta columna cascabelera se encuentra en un impasse, dicho en francés para darle un ligero toque de gala elegancia, que hablar de atolladeros suena brusco. El torneo de fabadas entre Benito Taibo y El Minotauro, que tendrá como escenario la secular Sevilla, habrá de posponerse para la siguiente entrega porque todo en esta es un desmadre.
Sí, un desmadre total. Para los zafios que se asustan con voces disque groseras, se revela que un desmadre se forma cuando un río sale de madre, es decir, de cauce, e inunda y arrasa todo a su paso. Por ello es válido utilizar la voz como una metáfora para referir estragos hijos del desarreglo o del caos. Se podrían glosar otras palabras que corren una suerte similar entre los finolis, pero esta columna no es escuela.
El caso es que la concurso hubo de aplazarse porque sus gallardos competidores, muy donosos ellos, abandonaron las cocinas que serían escudo y espada de la justa. El Señor del Egeo porque acaba de salir la nueva edición de la Gaceta del Pensamiento, la 39, y sería majadero retrasar el goce de su lectura sobre todo si cobija, como es el caso, textos de doña Pricila Sosa Ferreira y de don Margarito Molina.
A su vez, Benito Taibo hubo de viajar en tren a Madrid y de allí tomar un vuelo a México para participar en la Feria Internacional del Libro Córdoba 2017. Sobra decir que más excitante le hubiera sido seguir rondando a Marilyn Calipigia que ir a Veracruz, pero “contra el destino, nadie la talla…” como dice el tango ‘Adiós muchachos’, compuesto por César Felipe Vedani y Julio C. Sanders en 1927.
Notable encuentro cultural el de la ciudad veracruzana, pero sería imperdonable para quienes gustan de la música lunfarda no dar nota de que la canción alcanzó esplendor en la voz de Carlos Gardel, el ‘Zorzal Criollo’, quien la cantó con gran éxito en el teatro ‘Lido’ de París en 1928, cuando apenas comenzaba a resucitar la vida nocturna de la capital francesa luego de la I Guerra Mundial.
Cual se indicó, notable encuentro cultural el de Córdova, en el que estuvieron media centena de editoriales mexicanas y del exterior y en el que presentaron sus obras Guadalupe Loaeza, Marta Robles, José Gordon y desde luego, Benito, quien llegó con su libro Corazonadas, que es la continuación de Persona especial. Convengamos en que faltar a la reunión de escritores hubiera sido una grosería.
Por cierto ya tocado el tema, la pasada semana, por las redes sociales, Juan Vergara, el titular de Finanzas del gobierno estatal, se la pasó atajando las censuras que se le han hecho no sólo en torno a su labor como responsable de la riqueza estatal, sino también encarando acusaciones contra su honradez. Ha salido avante, sí, pero la saña de los ataques y su frecuencia acusan una campaña en su contra.
Cada ataque contra la Secretaría de Finanzas o contra su titular tuvo como antecedente directo el estallido de un nuevo escándalo de corrupción del exgobernador Roberto Borge o de alguno de sus cómplices. Es evidente que a la vez que se pretende desviar la atención pública, se busca restar valor a las propias denuncias, y por extensión, ensuciar la imagen del gobernador Carlos Joaquín González.
De hecho, las más de las acusaciones vertidas contra el de Finanzas estuvieron tan mal planteadas que no pudieron ser tenidas por serias, como aquella de que faltó la licitación para la hechura de las placas para los vehículos, cuando el proceso se ventiló en los portales informativos del gobierno. Como se dijo, la disque denuncia buscó distraer a la opinión pública; fue tan sólo ruido, claro, pero peligroso ruido.
Hoy la calificación de las finanzas públicas del Estado es alta y según las principales agencias del ramo, su economía sana. Estas evaluaciones serían impensables apenas hace unos meses y convendría darles una mayor difusión, pues acallarían el ruido de la evidente campaña de difamación. “Calumnia, que algo queda”, dicen quienes han hecho de la suciedad oficio y vivienda.
Pero tornemos al asunto del desmadre, que como se dijo es hermosa metáfora. Resulta que entre visita y vista a “Las Escobas”, añeja taberna con ocho a cuestas, el casi otoñal Benito se dio a cortejar por toda la línea a la bella cubana, al grado de que no tan sólo la cubrió de rosas, sino que además la invitó a pasear por las lúbricas noches de la capital ibérica una vez que regresara de México.
No le regaló “un costurero grande de raso pajizo”, porque la sílfide cubana le dijo que no le gustaba la poesía de García Lorca ni la de ningún otro y que eso de los versos y tal eran joteras, “con perdón del mismísimo José Martí”. El aserto, en otro momento, hubiera alarmado al escritor, pero ella, dando voluptuoso giro, mostró por qué le llaman calipigia, es decir, para los que no sepan griego, “la de hermosas nalgas”.
La tácita explicación de la caribeña fue contundente. A él se le calló de la boca la chistorra que estaba comiendo, en tanto que al camarero tiró la ronda de cervezas que llevaba a los parroquianos de la mesa contigua; el cantaor perdió el ritmo de las palmas y no digo que los lobos aullaron porque en el lugar no había lobo alguno, que si no… Dos vigorosas razones, pues, callaron al más joven de los Taibo.
A los afiliados la Orden de los Eunucos del Sagrado Cáliz se les avisa que este asunto candente de las bellas nalgas no es un apremio a la carnalidad, sino una referencia cultural. La Venus Calipigia (en realidad Afrodita) es una escultura de mármol del S. III a. de C. que se halla el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, Italia. Se dice que se trata de Mirrina, una dama de Siracusa…
En aquel entonces el feminismo bélico aún no nacía y por ello es que Mirrina pudo llegar hasta hoy sin cobijo moral o intelectual alguno, es decir casi desnuda, ya que la espalda la tiene cubierta por una túnica. Empero, no se suponga que las autoridades educativas napolitanas son ingenuas: cuando se lleva a los estudiantes a ver la efigie, se les indica no llevar las manos en los bolsillos.
¿Y las ‘Venus calipigias’ que se exhiben en el Vaticano y en el Museo del Louvre? preguntará algún devoto de esta sin par columna. Pues son réplicas de la napolitana. En el museo francés la Venus aparece con túnica pues Luis XIV pidió al artista François Barois que “cubriera sus desnudeces” para no exaltar la lujuria. Estúpido o, acaso, fetichista que estaba enamorado de los talones de Mirrina.
Mas dejemos por la paz los recovecos históricos, que cada cual es muy libre de enamorarse de lo que quiera, y volvamos con Don Benito y la cubana. Para solaz de Ariadna, la Señora del Héroe, Marilyn le ha seguido el juego al escritor mexicano y se ha dejado cortejar, aunque no le ha permitido ir más allá de unos pocos besos y algunos toqueteos inanes, pero que al Taibo le han sabido a gloria.
De hecho, escudándose en la premisa de que “en el amor todo vale”, disque le compuso el chotis ‘Madrid’, cuya autoría, es de Agustín Lara y data de 1948 y fue dedicada a “la Doña” María Félix quien por aquel entonces estaba por viajar a la capital española para rodar la película Mare Nostrum, basada en la novela de igual nombre de Vicente Blasco Ibáñez, con don Fernando Rey también como primera figura.
La letra dice “Cuando vayas a Madrid chulona mía /voy a hacerte emperatriz de Lavapiés / y alfombrarte con claveles la Gran Vía / y bañarte con vinillo de jerez. /Madrid, Madrid…” El picor de Benito se evidenció cuando se la cantó a Marilyn e insistió en que si la ‘h’ es muda, por tanto… El chotis del literato fue un éxito, al grado de que el Héroe la incorporó a su repertorio: “cuando vayas a Madrid…” (Continuará)
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