El Minitauro
Nicolás Durán

Dentro del turbulento panorama que enfrenta el Estado en lo que toca a la violencia criminal, que incluye desde corrupción policiaca hasta que se le tenga como el lugar idóneo en el país para el lavado de dinero; en tan difícil ámbito, los primeros resultados que brinda la Secretaría de Seguridad Pública resultan alentadores, así se trate de una pálida mengua del 25 por ciento en la comisión de delitos de “alto impacto”, es decir de “ejecuciones”.

Reunido ayer en Cancún con periodistas, Jesús Alberto Capella Ibarra, secretario de Seguridad Pública, esbozó la estrategia que planea para abatir la delincuencia en Quintana Roo y establecer una fuerza policial honesta y diestra que vele por el futuro del principal sitio turístico del país, de una fuerza que, además, pueda trabajar con la gendarmería nacional anunciada para principios del año por venir por el nuevo gobierno federal.

El proyecto, como se ve, es alentador y si se superan los escollos financieros y políticos, como el que la alcaldesa de Solidaridad aún no acepta el “mando único” policial, es realizable. No obstante, tanto en la entidad como en el resto del país, si se continúan cometiendo los errores que conlleva la aplicación del Sistema de Justicia Penal Acusatorio, los esfuerzos para abatir la criminalidad pueden acabar en un rotundo fracaso.

En la práctica, cual se ha ventilado en diversos medios, el nuevo sistema ha redundado en la impúdica libertad de sicarios del “narco”, de asaltantes y de delincuentes de toda laya. En lo fallido del sistema coinciden Capella Ibarra y el general Salvador Cienfuegos, el secretario de la Defensa Nacional, aunque el militar es directo: “nosotros arriesgamos la vida y en los juzgados liberan a los criminales. Así no podemos ganar la guerra”.

Como es obvio, una de las tareas que esperan al nuevo gobierno es la revisión de unSistema de Justicia Penal Acusatorio que, es evidente, nació con taras graves. De sabios es rectificar.

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