Nacido en Francia en 1910 de las plumas de Marcel Allain y Pierre Souvestre, quienes llegaron a escribir 32 libros y folletines del personaje, en su calidad de historieta Fantomas cobró naturalización en México en 1966, con la adaptación de algunas de obras que hicieran Guillermo Mendizábal y el dibujante Rubén Lara para la Editorial Novaro, con lo que se insertó en nuestra cultura popular. Vamos, hasta hubo un grupo de rock llamado Fantomas.
Se precisaba la adaptación, según la editorial, pues el personaje original era cruel a tal grado que hoy sería tenido como sociópata; no dudaba en usar serpientes venenosas o ratas infectadas de peste para lograr sus fines, cayera quien cayese, y eso era demasiado para el México de ese tiempo. En sus métodos, era la antítesis de su antecedente Arsenio Lupin, el “caballero ladrón”, imaginado por el novelista Maurice Leblanc.
El éxito de la historieta fue tal que la casa editora la llegó a distribuir no sólo en nuestro país, sino también en países de Latinoamérica como Perú y Argentina donde, por ejemplo, en 1972 rompió récords de ventas. Poco a poco, Fantomas cobraba una nueva identidad, una más intelectual y humanista. Fue aquí donde se acuño la leyenda de “La amenaza elegante”.
Historieta de culto cuyos ejemplares se cotizan muy alto entre los coleccionistas –los primeros números superan los diez mil pesos–, Fantomas debe su carácter no sólo al genio del Guillermo Mendizábal, quien creó además los personajes que complementan al héroe, como el doctor Semo, el gato Yago, el robot C-19 o sus doce edecanes, cada una con nombre zodiacal, sino también a los argumentos del escritor mexicano Gonzalo Martré, autor de casi 300 números.
LA TERCERA VIDA DE FANTOMAS
Para celebrar el centenario de la publicación de la saga francesa, la de los dos autores, el periodista Luis Carlos Sánchez publicó en Excélsior, en diciembre de 2011, una amplia entrevista con el escritor Gonzalo Martré, donde éste rememora el camino de “la única historieta que podía decirse culta, la única en este país; en Europa había otras, pero de otro tipo, más elitistas, exclusivas; la mexicana era popular”.
Las historietas “de Novaro (Batman, Superman o La pequeña Lulú) eran vigiladas por el poeta costarricense Alfredo Cardona Peña, quien al quedar sin la pluma de Mendizábal acudió a sus amigos en pos de argumentos para Fantomas. De manera regular, nos reuníamos en la tertulia de la Liga de Escritores y Artistas Borrachos y en ella llegó a ofrecer mil pesos por cada argumento que se publicara. Yo pasaba entonces por penurias económicas y no lo dudé dos veces y de inmediato me propuse como argumentista”.
“Junto a Martré –se acota en la entrevista–, trabajaron para la historieta Gerardo de la Torre y Rosa María Philips, pero él fue quien más historias creó. Al inicio, por considerar que no era motivo de orgullo, el crédito de Martré no aparecía en la revista, después él mismo pidió que lo incluyeran. Se vendía cada quince días en cada esquina, era una historieta muy popular sobre todo consumida por alumnos de preparatoria por su estructura de tipo cultural.
“Hice a un Fantomas un poco más cínico, un poco menos escrupuloso, siempre culto, como fue creado por Mendizábal, y nada más seguí esa línea. Fui el primero en meter personajes famosos, eso fue una aportación mía, porque pensé que si Fantomas vivía en París, era culto e inmensamente rico, debía conocer a personajes famosos de aquel entonces, era un tipo Robin Hood que podía ser amigo de Cortázar, Sophia Loren, Jane Fonda, gente de mucha fama pública. “Dar vida a las aventuras de un catrín no era tarea fácil y solamente se lograba leyendo mucho, libros de aventuras y de toda clase, yo adaptaba pasajes de las obras o, como se dice, me los ‘fusilaba’, pero no era estrictamente un ‘fusil’, pues los adaptaba al tema, al ambiente de Fantomas; tomaba la aventura principal y con eso hacia un argumento. Leía mucho…”
EL AFFAIRE DE FANTOMAS Y JULIO CORTÁZAR
Como se dijo, con el paso del tiempo, la historieta se convirtió en un personaje de culto, y años después de la entrevista con Gonzalo Martré, el periodista Cristopher Garnica escribió “El día que Fantomas ayudó a Borges, Cortázar y Paz a rescatar bibliotecas”, un breve ensayo sobre el sesgo cultural del Fantomas mexicano.
“Entre 1967 y 1975, durante los ocho años en que Martré escribiera los argumentos, el también conocido como ‘el genio del crimen’ tuvo una personalidad culta y cautivadora. Las historias están llenas de referencias literarias y, por ejemplo, en vez de las claves secretas habituales, utilizaba versos de los poetas más famosos del mundo, comenzando por Dante Alighieri.”
De ahí, que Fantomas tuviera contacto con Gandhi, Hitchcock, García Márquez, Einstein, Freud o Carlos Marx, por no hablar de sus tórridas relaciones en las que iba de Jane Fonda a Liz Taylor o de Bo Derek a Brooke Shields.
Parte de su éxito estribaba en la mezcla de la history con la story, como se le dice en inglés al sesgo de unir fantasía e historia, un sesgo que sólo superó Alan Moore, acaso el más grande autor de novelas gráficas de todos los tiempos. Sus argumentos incluían también referencias a libros y autores de la época como Jorge Luis Borges, Julio Cortázar o Jean Paul Sartre. Uno de los títulos escritos por él fue “La inteligencia en llamas”, que tomó del poema “Muerte sin fin”, de Xavier Villaurrutia, en el que incluyó a Julio Cortázar, Octavio Paz y Susan Sontag como sus amigos. En ese episodio, un villano misterioso amenazó con quemar bibliotecas enteras de todo el mundo, y aquellos intelectuales le pidieron a Fantomas detener el atentado.
Sólo Julio Cortázar se quejó y con humor de aquel manejo y acotó: “puesto que sin mi consentimiento soy personaje de una historieta, ahora yo voy a meter al personaje en una mía” y así lo hizo, en 1975, en el libro Fantomas contra los vampiros multinacionales, donde el héroe enfrenta a los capitanes del mercado que intentan desaparecer las obras de los grandes escritores para acabar con la cultura…
Hoy Fantomas cumpliría poco más de 110 años de su nacimiento en la Francia de la Belle Époque, y más de la mitad de su vida la pasó en México. Esta historieta de culto, quizá la única en nuestro país, ya no está en los puestos de periódicos –dejó de salir en 1980–, pero la figura enmascarada de “La amenaza elegante” perdura en la historia de la cultura popular de habla hispana. ¿Cómo no habría de serlo, si se trata de un personaje amante de la poesía, seductor de las chicas zodiaco y de infinidad de estrellas de cine, pero sobre todo un gran comprometido con la justicia y estabilidad social? (ND de la S).