Carlos Díaz Carvajal
Para toda la comunidad de Cancún resulta ya evidente que algo le está sucediendo a nuestra ciudad, que en ella ya no se alienta como antes tanta esperanza de progreso, que se nos está haciendo vieja quizá de manera prematura. Y es cierto, Cancún como ciudad, ha comenzado a envejecer y esa es una realidad innegable, como lo es también el que se le puede rejuvenecer.
Todas las ciudades del mundo tienen ciclos de crecimiento; como los seres humanos, pasan por distintas edades en su vida y la nuestra, cercana ya al medio siglo, está a punto de mutar. Será responsabilidad nuestra, como comunidad, orientar su nuevo desarrollo hacia un futuro mejor para todos o, por apatía y lucro ilícito, dejarla ir hacia la anarquía urbana.
Debemos recordar, empero, que nuestro futuro individual depende en gran medida de nuestro futuro colectivo. Como dije hace un año en esta misma Gaceta, la edificación de un buen futuro colectivo no es labor fácil, es cierto, pero no tiene por qué ser, por fuerza, traumática. Sobre todo si nos planteamos un proyecto de crecimiento y nos aplicamos a cumplirlo el instituto más allá de intereses económicos o políticos.
El Instituto de Planeación de Desarrollo Urbano, el Implan, como es conocido, dispone ya de un amplio programa parcial para la Reactivación de la Zona Centro de Cancún, proyecto por medio del que se pretende detonar el nuevo desarrollo urbano; partir de allí, del centro histórico, para generar o regenerar una ciudad que pueda responder con éxito a los retos que presenta una urbe siempre en crecimiento.
La Zona Centro de la Ciudad, con sus casi 80 hectáreas, representan el seis por ciento del área urbana y la comprenden las súper manzanas 2, 5, 22 y 23, de entre las más antiguas de Cancún, y donde comenzaría la reingeniería urbana en su etapa primera. De ellas, el segundo paso, se seguiría hacia el Primer Cuadro Urbano, con poco más de 540 hectáreas, que va de la S.M. 32 a la 2-A y de la S.M. 63 a la 4 y la 20.
Más contemplemos por ahora sólo la Zona Centro, donde como se dijo, iniciaría el proyecto de remozamiento citadino. Como es presumible, la remodelación urbana (la demolición de edificios, la edificación de otros y el tendido y rescate de áreas verdes) implicará de manera necesaria una gran cantidad de dinero, requerirá de la inversión de cuando menos cientos de millones de pesos.
El aspecto financiero, o mejor, la falta de recursos públicos ha sido uno de los obstáculos, sino es que la mayor, para iniciar el rediseño de esta zona de la ciudad. Sin embargo, existen ya mecanismos financieros que se han utilizado con éxito en urbes como Monterrey y que han servido para solventar los gastos que implican proyectos como este.
A grandes rasgos, se trata de financiar la remodelación de nuestra zona centro mediante la emisión de bonos o acciones paramunicipales que serían adquiridos, por conveniencia natural, por los propios empresarios y comerciantes del área que sería remodelada, aunque conservando la rectoría de las autoridades de la comuna y, como dije, siguiendo de manera estricta un proyecto urbano consensado con ellos mismos.
Por lo que toca en sí al remozamiento, deberá entenderse que no se trata ni por aproximación de la construcción de un gran centro comercial de muchas hectáreas e incontables tiendas y restaurantes, como existen en otros países, sino de crear nuestro propio espacio comunitario y hacerlo de primer nivel, de tanta calidad que resulte atractivo incluso para el visitante o turista.
En esta súper manzanas se construiría un nuevo edificio para la administración pública, respetando la existencia del antiguo palacio municipal, uno de los pocos íconos urbanos y donde seguirían sesionando los ediles; museos interactivos, parques y otros elementos que fomenten la convivencia, la identificación y el arraigo sociales.
Cabe destacarse que en lo que respecta al equipamiento urbano de la zona, se buscaría como primer paso el tendido de un “Corredor Verde” en lo que es ahora la avenida Tulum; se pretende un corredor arbolado donde, de manera dosificada, sólo transiten autobuses urbanos, a la vez que se aliente y facilite la circulación interior, también controlada, entre las propias súper manzanas. Se contempla también la edificación de estacionamientos públicos.
Esta es, desde luego, una mirada a vuelapluma de lo que es en realidad un muy amplio proyecto de desarrollo urbano, de lo que sería el primer paso de la regeneración de Cancún. Como se señaló, el cambio o la metamorfosis de la ciudad está en marcha, es inminente… se va a dar querámoslo o no. Por ello debemos hacer un firme compromiso con su rejuvenecimiento. Esta es una hermosa y viable propuesta.
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