MARTIN SCORSESE
“Por la trascendencia de su labor creadora” y su “innovación, maestría y clasicismo”, a fines del pasado mes de octubre, en Oviedo, España, el director de cine norteamericano Martin Scorsese recibió el premio Princesa de Asturias de las Artes de 2018.
Presentamos aquí fragmentos de su amplio discurso: Acepto este premio en nombre del cine y con agradecimiento y gratitud hacia todos los artistas que me precedieron e hicieron posible el trabajo que yo he hecho, porque no hay ni una sola película ni un solo cineasta que existan de forma aislada. Todos hemos estado inmersos en esta gran conversación continua, interrogándonos, respondiéndonos unos a otros y provocándonos mutuamente con nuestro trabajo, a lo largo de distancias extraordinarias, no sólo en el espacio, sino también en el tiempo.
Para mí lo más emocionante de estos tiempos es cuando veo una película de un cineasta joven o novel y me entusiasma o me veo llevado por lo que llamaría un “gesto cinematográfico” de su creación. Podría ser una yuxtaposición de un plano, una composición, un movimiento de cámara. Me entusiasma, porque veo que el cineasta se sintió impulsado a hacerlo de ese modo. Tenía que contar esa historia particular con esas imágenes particulares. Eso es precioso e inspirador para mí, porque así fue en mi caso: yo no podía descansar hasta que hice aquella película, de aquella manera. De lo contrario, simplemente no tiene sentido. No tenía mucho que ver con el “negocio” del cine. Sí queríamos entrar en el negocio, pero para tener dinero con que hacer las películas. De hecho, nunca me sentí un profesional, de veras. Sigo sin sentirme como tal.
Pero ahora, a los jóvenes cineastas, ¡qué tiempos les toca!, ¡cuántas oportunidades! Pueden hacer una película con cualquier cosa. Todas las herramientas están ahí y son asequibles y se puede hacer una película usando una de esas cámaras de teléfonos móviles. Pero, a pesar de estas oportunidades, estoy preocupado. Preocupado por el pasado del cine, sí, y muy preocupado por su futuro. Me doy cuenta de que, en los aspectos prácticos de la sociedad, el arte es siempre frágil. Se critica, se margina y a menudo se trata como si no fuera esencial para la vida. Claro, esto se podría decir de todas las artes. Siempre hay alguien tratando de poner al arte y al artista en su sitio: “Es un lujo. Es una diversión.” Pero el arte resiste y, cuando todo vuelve a su cauce, el arte sigue allí, todavía en pie, todavía presente, al margen de las influencias y las modas populares. El ARTE con mayúsculas funciona al margen del contexto.
La obra se mantiene por sí sola, sigue siendo el presente y, en última instancia, también la necesidad de crear obra nueva en respuesta a eso. Sin embargo, me preocupa el ambiente, el clima que rodea al cine. Por un lado, tenemos el constante menosprecio y la marginación hacia el cine. O bien es sólo escapismo, o, si merece la pena, es sólo porque expone un problema, un mensaje. Por otro lado, dondequiera que mires hoy, las 24 horas del día, las imágenes en movimiento nos inundan. Sé que el cine se forma de imágenes en movimiento, pero ahora se ha convertido en sólo una corriente dentro de un enorme torrente de imágenes en movimiento: los anuncios, las series de televisión, un video de gatos o perros, videos didácticos, reality shows y reportajes… Todo se ha convertido en lo que hoy llaman “contenido”, palabra que en verdad me disgusta, y el debate serio sobre el cine, el juicio crítico –particularmente en mi país– se ha cortado de raíz.
Ahora que el cine se está devaluando continuamente y, al mismo tiempo, la tecnología permite que cualquiera “haga una película”, ¿qué supone eso para los jóvenes? Es posible que necesiten expresarse en una película, pero ¿qué tipo de inspiración reciben? ¿Cuál será el resultado? ¿Se están erosionando los valores de nuestro mundo de tal forma que no podemos estar seguros de si están inspirados por el arte y por la verdad o simplemente por lo comercial? ¿Adónde van para conseguir esa valiosa inspiración? ¿Quién apoya al arte y a los artistas y, lo que es más importante, el impulso de crear arte que se vale por sí solo? ¿Cómo cambiamos este clima venenoso que nos rodea por uno en el que un joven artista pueda seguir la luz que lleva dentro, esa chispa, esa alma… su duende? Es de vital importancia mantener el arte en un lugar de honor y estima en nuestra cultura.
Es aún más importante respetar la libertad de elección, pensamiento y acción que conduce a la creación del arte, y darles a los jóvenes la confianza y la capacidad de trazar su propio camino en la vida para que sean capaces de no dejarse llevar por todas las consignas y los ganchos comerciales; para que puedan ver el camino que conduce a su propia luz interior. Puede que eso lleve a la creación de ARTE con mayúsculas. Ahí es donde comienza la verdadera lucha, la lucha por el espíritu como en El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Cervantes. Por supuesto, él luchó contra los molinos de viento. Se ha dicho que los molinos de viento pueden haber representado la tecnología de su época. Así que, para preservar el espíritu, luchó contra esa tecnología. Y con esa imagen en mente, una de las grandes y duraderas imágenes de nuestra civilización, podemos encontrar la manera de conquistar nuestra propia tecnología para que los artistas puedan usar esa tecnología en lugar de que tecnología utilice a los artistas.
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