El Minotauro
Nicolás Durán de la Sierra
Sea por un desperfecto técnico o por humano error, el percance ocurrido hace unos pocos días al Tren Maya en Yucatán, cuando uno de sus vagones descarrilara a la vera de la estación Tixkokob, es un urgente llamado al gobierno federal, al presidente López Obrador, para revisar por completo la red ferroviaria. Ahora no hubo mayores daños, es cierto, pero pudo haberlos y graves.
Alarma que la Auditoria Superior de la Federación haya señalado apenas a principios del febrero pasado que, en el tramo del accidente, no se cumplía “con la calidad requerida en el proyecto” y que, aun así, no se dedicase tiempo a atender el llamado oficial ni por parte de la empresa constructora ni por parte del ejército nacional; se ignoró la advertencia y allí están los resultados.
Alarma, además del propio accidente, la manera en que las autoridades llaman al descarrilamiento al calificarlo como “interrupción del flujo sobre la vía”, en atentando contra el Español y el sentido común, lo que no refiere un análisis a fondo del percance si se valen, de inicio, de eufemismos. El uso del lenguaje, como se sabe, dice mucho de su emisor; no hay que esconder las cosas.
El Tren Maya es ya un circuito casi completo -aún falta integrar algunos ramales-; es una realidad y lo que falta ahora es revisarlo a fondo en todas sus vertientes para garantizar su seguridad, sin excluir las que apuntan a corrupción en su factura. Cualquiera de sus yerros está a tiempo de ser atendido. ¿Qué pasaría si su apertura total se aplazara unos meses? Nada, en realidad, nada.
Lo sucedido en Tixkokob, las demoras en los trayectos y otros fallos menores, apuntan a que fue la prisa por cumplir con “las fechas programadas” la que originó el percance. No fueron pocas las voces que dijeron apenas el diciembre pasado que la inauguración del Tren Maya debía aplazarse y que había que hacer más pruebas… y tal parece que tenían razón.
Se debe analizar a fondo ese gran proyecto y garantizar su seguridad y el gobierno está a tiempo, que este solo fue un accidente en el camino, sí, pero significativo.