El Minotauro

Hace una semana y casi a esta misma hora, el Colegio de Profesionistas en Comunicación del Estado y la Asociación de Periodistas de Quintana Roo otorgaron a quien esto narra el Premio Estatal de Periodismo del 2018 en la categoría de Columna Política, esta misma que usted lee o escucha. Esta distinción, desde luego, mucho me honra pues además viene de mis pares. El galardón se llama De periodista a periodista.

La entrega se llevó a cabo en Chetumal, capital del Estado, el pasado 3 de mayo y ello no sólo porque en tal fecha las Naciones Unidas celebran el Día Mundial de la Libertad de Prensa, sino a la vez para distinguirla del festejo del 7 de junio, instituido por el establishment para agasajar a las plumas que le son gratas; se trata de un rito más empresarial que periodístico nacido en 1951, en el sexenio de Miguel Alemán Velazco.

Empero, con lucidez, en el festejo de mayo no se tuvo al gobierno estatal como protagonista, sino como invitado y esto derivó en que dos de los cinco premios fueran conferidos a dos conocidos críticos del aparato oficial. La simbiosis, el intercambio equilibrado entre el poder público y el periodismo con sentido social va en pro del bienestar común. La relación entre ambos poderes es necesaria, aunque no siempre es fácil.

Este premio, que por extensión comparto con Radio Fórmula QR, las revistas Gaceta del Pensamiento y Estos Días y los portales Todo Incluido e IQ Cancún Noticias, donde publico varios de mis trabajos, habla asimismo del afán de un gremio que, por decisión propia, quiere aportar a la salud pública y sobre todo luego de que, ya por abierta represión o velada dadiva, por más de diez años estuviera sojuzgado.

Un saludo a Javier Chávez y Ángel Ramírez, quienes organizaron el periodístico festejo. Enhorabuena.

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