Nicolás Durán de la Sierra

Han pasado casi 88 años desde la madrugada de 1924 en que, en un paredón del Panteón Civil de Mérida, Felipe Carrillo Puerto fuera fusilado a manos de la tropa insurrecta en contra del gobierno de Álvaro Obregón. Con esta muerte, la asonada de Adolfo De la Huerta, fallida a la postre, había cobrado la que quizá fuera su víctima más ilustre.

Pese al tiempo transcurrido desde el alevoso asesinato del entonces gobernador del Estado de Yucatán, del que se sabe ahora fueron cómplices hacendados henequeneros de la región, el legado político de éste no ha dejado de crecer. No podría ser de otro modo si el Yucatán de hoy es heredero de muchas de las políticas públicas del prócer socialista.

De su gobierno emanaron, entre otros avances, el primer reparto agrario de la Península de Yucatán, el tendido de las vías de acceso a las zonas arqueológicas, la promulgación de las leyes de Previsión Social, del Trabajo y de Expropiación por causa de utilidad pública, así como las campañas iniciales del control de la natalidad en México.

Las ligas femeninas apoyadas por él dieron como resultado el que por primera vez en el país, por sufragio directo, fueran elegidas tres mujeres como diputadas locales, aunque por falta de tiempo no logró que se reformara la Constitución de Yucatán para que contemplara el derecho al sufragio femenino. Fueron las primeras mujeres diputadas en el Continente Americano.

Grande fue también su aportación en el terreno educativo, pues fundó la Universidad Nacional del Sureste, antecedente de  la Universidad Autónoma de Yucatán; la Escuela Vocacional de Artes y Oficios y la Academia de la Lengua Maya; en su gobierno se abrieron más de cuatrocientas escuelas públicas. Tradujo al maya las constituciones de 1857 y 1917.

El 6 de diciembre de 1923, unos pocos días antes del estallido de la rebelión de De la Huerta, en el que fuera su último acto público de gobierno, el prócer yucateco decretó la Ley de Revocación de Mandato, la primera de su tipo en México y que sirve de base para los proyectos legales que recién se han planteado en ese sentido.

Lejos se encuentra esta presentación de ser siquiera una aproximación histórica a la obra del ilustre yucateco nacido en Motul el 8 de noviembre de 1874 y cuya vida profesional se inicia en el periodismo como redactor de El Correo Motul ciudad donde luego fundaría el diario El Heraldo y sería delegado en Yucatán de la agencia Prensa Asociada de los Estados.

Estos párrafos tienen por fin dar un contexto que permita apreciar con mayor amplitud la presente selección de textos y fotografías tomados del volumen “Carrillo Puerto-Iconografía”, un excelente volumen publicado en 1996 por la Universidad Autónoma de Yucatán y cuyos autores son los investigadores Roger Campos Munguía e Indalecio Cardeña Vázquez.

 

Todas esas grandezas de las ciudades, esos majestuosos palacios, esos vapores gigantescos que cruzan los mares, todo eso es obra de los trabajadores. Nunca ustedes habrán visto que un rico vaya a levantar una piedra, ni a colocarla para construir un edificio, nunca habrán visto ustedes que un rico vaya a colocar un riel de tren o mover una máquina de ferrocarril; todo cuanto existe pues, es obra de los trabajadores porque una campana no se mueve si no hay la mano de un trabajador que vaya a tocarla. Si todo cuanto existe es nuestro trabajo ¿por qué razón no hemos nosotros de disfrutar de todo esto? ¿Quién más tiene derecho a disfrutar de los productos de la tierra, aquel que la cultiva o aquel que está durmiendo todo el día?

Carta de Felipe Carrillo Puerto a su hija Dora

Para ser buenos, no se necesita tener una religión. Pues para que la humanidad marche bien sólo se necesita que la humanidad quiera a la humanidad y que lo que no quieras para ti no lo quieras para los otro.


Carta a su Hija Alba

Te deseo, hija, que seas siempre honrada y buena, que el día que tengas que hacer un sacrificio hazlo por la humanidad sin pestañar. Recuerda que tu padre está dispuesto a trabajar siempre en pro de todos los proletarios.

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El Estado de Yucatán, bien cultivado, sería un centro de producción agrícola capaz de bastarse a sí mismo, puesto que se acabará con la tendencia de acaparar todas las tierras para sólo cultivar henequén. Y no existiendo el acaparamiento de la tierra, desaparecerá el acaparamiento de los hombres que dignificados no volverán a ser vendidos como esclavos o como simples bestias de labor. Insisto en que no hay derecho a quejarse cuando se están dando las tierras en las condiciones en que nunca se habían repartido y podemos decir que ya es un hecho que las tierras se están daño para que trabajemos en ellas.

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Nadie es propietario exclusivo de la tierra, como nadie lo es de la luz ni del aire. De allí que el derecho a la tierra por unos cuantos, cuando hay millares que han sido lanzados para trabajarla como rebaño, obteniendo sólo las migajas de la producción, es a todas luces inicuo y la impostura más grande que en el mundo a existido.

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El 2 de Enero de 1924 se realizó la farsa de un Consejo de Guerra Sumarísimo en contra de Carrillo puerto, dándose por terminado la madrugada del día 3 con la sentencia de muerte por fusilamiento. Entre las cuatro y las cuatro y media de ese día, fue sacado de la Penitenciaría Juárez para ser trasladado al Cementerio General de Mérida donde fue fusilado junto con sus hermanos Wilfrido, Benjamín y Edesio, así como el licenciado Manuel Berzunza, Presidente Municipal de Mérida, y sus colaboradores Marciano Barrientos, Rafael Urquía, Pero Ruiz, Cecilio Lázaro, francisco Tejeda, Antonio Cortez y Daniel Valerio.

El subteniente Leopoldo Mercado fue el que nos recogió en su bote, dejándonos en Holbox al cuidado de una escolta. En la propia tare nos fuimos a Chiquilá y de allí al ingenio, en donde pasamos la noche hasta las dos de la mañana, hora en que salimos para esta villa en carreta y caballos a la cual llegamos a las ocho quince de la noche de hoy. Ninguno de mis compañeros debe sufrir ningún castigo y en caso de haber algún castigo el único culpable soy yo. (22 de diciembre de 1923)

 

Respuesta de Felipe Carrillo Puerto Durante el Interrogatorio del concejo de guerra.

–      ¿Qué cargo desempeñaba en el Estado?

–      No desempeñaba, sino desempeño el de Gobernador Constitucional del Estado

–      Qué cargo político desempeñaba simultáneamente?

–      No desempeñaba, sino desempeño el de presidente de la Liga Central de Resistencia.

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El henequén es sencillo, seco, erizado como una perenne defensa. Por algo el rayo del cielo tiene que ver con él. Es muy fuerte en su simplicidad, hasta para ser conductor eléctrico. Y cuando esta viejo, cuando ya no le queda más destino que el de la muerte, con la última cosecha, da el único florecimiento; una vara que busca la altura, florecida desde su base, como esas místicas de los retablos y en las que se halla materia prima para sus laboratorios los millones de abejas.

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Yo no sé porque el hombre suele considerarse más importante que el niño. ¡No tiene razón¡ El hombre ya es el hombre; en cambio, el niño es el niño y el hombre.

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Entiendo por riqueza el que los hombres tengan todo lo necesario, sin abundar en lo superfluo, puesto que cuando a uno le sobra algo, es porque a otro le falta en la misma proporción.

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Dios está en el músculo de nuestros brazos cando temprano vamos a cultivar la tierra para arrancarle sus productos

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Nada posee el que esclaviza, todo lo tiene el que amor da.

 

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Tendremos un Yucatán que preservará todo lo que es rico, bello y útil en la tradición de los mayas y, al mismo tiempo, un Yucatán que pueda absorber todos los nuevos usos que proporciona la ciencia moderna… El futuro e Yucatán pertenece a los mayas.

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Cuando calló tu cuerpo, las raíces

De una ceiba tejieron tu sudario;

El bronce se quebró en el campanario

Y huyeron con pavor las codornices.

 

Más triste alzó su canto de ternura,

Cuando cayó tu ceiba, la torcaza;

Hizo la flor su tempo, hizo su casa

Sobre la tierra de tu sepultura.

 

Se ha de llegar por fin aquella hora

Que soñaste en el agua del cenote

En donde aérea de los brazos brote

La libertad como perenne flora.

 

No detendrá la lumbre de tu quema

Que arde en amor, ninguna guardarraya;

Hablará por tu voz el hombre maya

Y trinará el cenzontle en su poema.

 

Ramón Iván Suárez Caamal

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