Por María Luisa Vázquez.
Lo que intentan disfrazar como un acto de generosidad, como eso de abrir los clubes de playa de Tulum al público en general, no es más que una jugada desesperada para ver si así logran atraer clientes, ahora que la ocupación hotelera se desploma a niveles preocupantes.
¿El detalle incómodo? Hace apenas unos meses se bloqueaban accesos a playas públicas si no se pagaba la entrada al famoso Parque Jaguar.
Tulum hoy paga la factura de sus excesos: precios inflados hasta el absurdo (empezando por los taxis), servicios públicos deficientes, infraestructura que parece más de un pueblo improvisado que de un destino “de lujo” y, como cereza del pastel, una creciente inseguridad que espanta a cualquiera.
Se acuerdan que hasta surgió aquel concepto de tuluminatti que vendió muy bien, como un estilo de vida de alta gama. El nombre escaló hasta en la más famosas revistas de moda no sólo de México sino del mundo.
Pero actualmente ni el Tren Maya ni el flamante aeropuerto internacional lograron ser ese salvavidas turístico prometido. Al contrario, se han convertido en problemas adicionales que mantienen a los visitantes lejos del que alguna vez fue el destino favorito del Caribe mexicano.
Por sus playas desfilaron figuras famosas. Tipo Angelina Jolie, Dua Lipa, Catherine Zeta Jones, Demi Moore, Justin Bieber, Michael Fox, el multimillonario Jeff Bezos, y muchos otros.
Hoy los buenos tiempos van quedando atrás. Las ventas se desploman y los comerciantes locales la pasan mal, viendo cómo el turismo se les escurre de las manos. La crisis es tal que el propio gobierno municipal, encabezado por Diego Castañón, tuvo que recurrir a un préstamo de 70 millones de pesos para intentar tapar los baches financieros que deja el desplome turístico.
Y por si no fuera suficiente, ahí siguen los fraudes inmobiliarios, que completan el cuadro de un paraíso cada vez más erosionado. Quieren vender casas y departamentos a precios estratósfericos como si Tulum fuera el paraíso, y muchas veces el dichoso desarrollo se hizo en medio de la selva.
Eso sí, los diputados federales recién aprobaron el acceso libre a las playas públicas. La pregunta es si los dueños de los terrenos frente al mar lo cumplirán… o si, como suele ocurrir en Tulum, todo quedará en buenas intenciones, discursos de oropel y deudas millonarias.
Así va la crisis en Tulum. El destino que se creyó intocable…