Poco antes de ser uno de los escultores más seguidos del planeta, Jago no tenía más remedio que tallar piedras del río. Nadie creía en él pero años de esfuerzo han hecho que sus obras hiperrealistas sean un fenómeno, también en internet: «Yo hago cosas y eso debe producir resultados tangibles», explica este artista italiano, sabedor del poder del arte para mejorar el mundo.

«Me gusta que el arte tenga una función… o social o que genere rédito o beneficio para otros. No necesito escribirme sobre el pecho que soy un artista», se justifica en su habitación del hotel de Roma en el que reside mientras dura su muestra en el Palacio Bonaparte.

Con información de Agencia EFE

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