Los dos Gobiernos se comprometen a “dificultar al máximo el comercio ilícito de piezas importantes para el patrimonio histórico y cultural mexicano”
México y Francia han firmado una “declaración de intenciones” contra el tráfico de bienes culturales. No está claro si servirá para acabar de una vez por todas con las subastas privadas francesas de arte precolombino como las que en los últimos años ha intentado frenar, infructuosamente, el Gobierno mexicano, alegando que incluían piezas que pertenecían a su patrimonio. Pero al menos París y México tienen ahora un compromiso en firme para intentar combatir esta práctica que ha tensado sus relaciones bilaterales. Los ministros de Relaciones Exteriores de ambos países han firmado este jueves en París una “declaración de intenciones para el fortalecimiento de la cooperación contra el tráfico ilícito de bienes culturales”, que esperan constituya un buen primer paso en la dirección correcta.
En principio, el convenio no afectará al problema de fondo de este asunto, el hecho de que los dos países tienen, en palabras del ministro francés, Jean-Yves Le Drian, “reglamentaciones diferentes” en la materia. Pero es “un buen avance que va a permitirnos ser más eficaces para controlar el tráfico ilícito de nuestros bienes que forman parte del patrimonio”, ha celebrado el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, tras la firma del documento conjunto en el Quai d’Orsay, la sede de la diplomacia gala.
“La recuperación y protección de bienes culturales es una gran causa para nosotros y me da mucho gusto que Francia en esta ocasión nos acompañe en esta iniciativa, a pesar de que nuestros sistemas legales son muy diferentes y que no siempre tendremos la misma postura”, ha dicho Ebrard en rueda de prensa conjunta. “Hay una gran voluntad de actuar juntos en esta materia”, ha corroborado Le Drian.
Según Ebrard, el convenio va a permitir a los dos países “informar a todo el sector que confluye en torno a los bienes culturales de cuáles son las reglas y las normas que se deben observar”. Entre otros aspectos, la declaración de intenciones, en la que ambos gobiernos llevan trabajando desde 2019, permitirá elaborar un “catálogo común de las piezas que más preocupan” a México, ha explicado el canciller mexicano. También se buscará una mayor coordinación entre la oficina especializada en tráfico ilícito de patrimonio cultural de Francia y la Fiscalía mexicana. Asimismo, contiene varios “mecanismos” que buscan “dificultar al máximo el comercio ilícito de piezas importantes para el patrimonio histórico y cultural mexicano”.
En los últimos años, México ha intentado frenar, sin éxito, varias subastas en Francia en las que se ofrecían piezas prehispánicas reclamadas por el país latinoamericano. Una de las últimas veces fue el pasado febrero, cuando la casa Christie’s realizó una subasta de objetos prehispánicos que, según el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), incluía “piezas que corresponden a culturas originarias de México, razón por la cual forman parte del patrimonio de la nación”, argumentó en su denuncia ante la fiscalía mexicana.
No era la primera vez. Entre septiembre y octubre de 2019, las casas Millon y Sotheby’s repartieron decenas de piezas por un valor cercano a los tres millones de euros. En el primer caso, Millon subastó más de 120 piezas de la colección que los franceses Jean y Manichak Aurance habían acumulado desde comienzos de los años 60 del siglo pasado. Entre las piezas ofrecidas figuraban una Venus de la fertilidad de Tlatilco de la época preclásica moderna, entre los años 1.200 y 600 aC, o una figura de una diosa azteca del agua Chalchiutlicue de la época imperial (1.521 a 1350 aC).
No hubo forma de que los reclamos del Gobierno mexicano frenaran la subasta, por otro lado amparada por la ley francesa. Entonces, el embajador de México en el país europeo, Juan Manuel Gómez Robledo, trató de impedirla, primero apelando a la propia empresa y luego al Gobierno francés. De parte de Millon siempre encontraron una “negativa absoluta”, dijo el diplomático.
La polémica generada en septiembre no impidió que un mes más tarde Sotheby’s organizara una nueva subasta, aunque esa vez prefirió ocultar el nombre del coleccionista. Otras tantas piezas fueron vendidas, figuras que “encarnan la belleza y el alma de estas grandes civilizaciones”, señalaba con pompa la empresa en su catálogo. De nuevo, el Gobierno mexicano protestó. La secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, criticó que la legislación francesa es “muy hostil” a la recuperación de patrimonio cultural e insistió en la necesidad de transmitir el mensaje de que “el valor de los bienes que se expropian, no es económico, sino cultural”.
Con información de EL País