>Tomás Contreras Castillo
Si bien es cierto que vivimos momentos de gran incertidumbre, también lo es que éstos son interesantes en grado mayúsculo. Por ejemplo, en lo local hemos abierto otra vez nuestra economía y la recuperación del mercado turístico avanza; el Semáforo Epidemiológico Estatal sigue en color verde y, con cierta seguridad sanitaria, ha comenzado el proceso político para la renovación de poderes estatales.

Desde luego, el regreso a esta normalidad se debe a que la estrategia contra la covid-19 funcionó bien y en esto habrá que hacer un justo reconocimiento a los tres órdenes de COVID Y MOVILIDAD URBANA > TOMÁS CONTRERAS CASTILLO gobierno; cada uno ha cumplido su papel y, en lo general, se han portado a la altura. Empero, un factor clave del éxito fue (y es) también la comunidad: nuestra gente tiene una notable cultura de solidaridad cuando se pone en riesgo el bienestar colectivo, como se ha demostrado en terremotos, huracanes, inundaciones y ahora en la pandemia.
Esta virtud social ha generado que la vacunación lograda sea alta y que aún siga al alza y genere la tendencia a la baja de contagios y muertes. No obstante, el problema está lejos de haberse solucionado por completo y es preciso mantener las medidas de control más tiempo, pues las “olas de covid” nos pueden alcanzar en cualquier momento.
En este ámbito, debemos preguntarnos si estamos construyendo debidamente el regreso a la normalidad. Aquí habría que evaluar con serenidad cada elemento del sistema social. Sería un análisis largo, de debate y, de seguro, producirá innovaciones. Hay quienes dicen que este regreso exige transformar a fondo nuestros patrones comunitarios, es decir, debemos refundar nuestras ciudades, que son centros donde vive la gran mayoría de los seres humanos en este planeta.
¿Por dónde iniciar? Sabemos que una ciudad sin movilidad está destinada a desaparecer, entonces pongamos en el centro de la reflexión los patrones de movilidad social que tenemos. En nuestras ciudades, se ha puesto como un eje básico el uso del automotor y, en este contexto, se ha privilegiado el automóvil individual, consumidor de hidrocarburos y productor de contaminantes, con todos los problemas que ello trae.

Quizá llegó el momento de hacer las cosas al revés: desalentar el uso del automóvil particular y mejorar el uso del transporte colectivo, pero con estándares altos de calidad y seguridad para los usuarios. Ya tenemos experiencias al respecto: el metrobús de la Ciudad de México reconfiguró la movilidad de la avenida Insurgentes, disminuyó tiempos de traslado, elevó las condiciones de seguridad y confort, y generó una menor exposición al monóxido de carbono y el benceno en quienes tenían la necesidad del traslado en esa área de la ciudad capital. En el estado, llegó el momento de revolucionar la movilidad urbana. Ciudades como Cancún, Playa del Carmen y Chetumal precisan de un modelo de trasporte que garantice un traslado seguro, eficiente y rápido, pues, de otra manera, seguiremos en riesgo de contagios de covid-19 por más tiempo y las probables olas de la pandemia nos harán pagar esta infracción.
Los nuevos gobiernos municipales y también los reelectos deben de iniciar ya el mejoramiento de la operación del tráfico automotor, incentivar el uso del transporte colectivo, facilitar el uso de la bicicleta y revitalizar el respeto al peatón. Para ello necesitamos hacer una reforma urbana que, de entrada, contemple aceras amplias, limpias y seguras que garanticen el libre tránsito de las personas.
Desde luego, en este punto no partimos de cero, pues ya contamos en Cancún con el Parque de la Equidad, obra en desarrollo de casi 90 hectáreas, que vino a dar un respiro a la vida comunitaria. Hoy la población de la zona norponiente de la ciudad (¡al fin!) cuenta con una vía de muchos kilómetros para trasladarse a pie.
(El proyecto contempla un parque lineal de 16 kilómetros, una superficie de 89 hectáreas de espacio público y dos mil 64 hectáreas de área de influencia en la zona metropolitana de la ciudad. El director de ONU Hábitat para México y Cuba Eduardo López Moreno, en la ceremonia del inicio de las obras, indicó que ese parque es el más importante en la historia de Cancún y tal vez de México, porque brinda la posibilidad de una restructuración total de la zona urbana.)
Nuestro regreso a la normalidad tiene interesantes rasgos. En primer lugar, tenemos a la mayoría de los habitantes vacunados contra la covid-19; los servicios de salud han fortalecido su capacidad en la detección oportuna y el manejo de la enfermedad y la mayoría de la población continúa con las medidas de prevención contra el coronavirus y, por añadidura, la ciudad tiene ya una vía que facilita el transporte sin automotores.
Sin embargo, por desgracia, el transporte colectivo es deficiente e inseguro, el tráfico en la carpeta asfáltica es caótico y muy alta la violencia en nuestras calles y esto debe ser resuelto ya, ante la posibilidad real de que una cuarta ola de la epidemia puede tocar a nuestra puerta